miércoles, 12 de diciembre de 2012

Leonardo y Enrique quieren ser primeros gay que se casan en Colombia

LES  PRESENTO MI PEQUEÑA HISTORIA DE AMOR CON MI NOVIO Leonardo Palacio Mejía REGISTRADA EN EL PERIÓDICO EL TIEMPO.. A PROPÓSITO DE LA POSIBLE APROBACIÓN DEL MATRIMONIO GAY.. YA SE IMAGINARÁN LOS COMENTARIOS HOMOFÓBICOS.. 


Historia de una pareja de hombres a la espera de que se apruebe el matrimonio gay en el país.

Ellos tienen muy claro que quieren casarse. De hecho, esperan ser la primera pareja del mismo sexo que lo haga en Colombia bajo los mandatos de la ley.

No anhelan una boda pomposa y menos una ceremonia. Enrique Alvarado y Leonardo Palacio quieren, de esa forma, sellar una promesa de amor y comprometerse a caminar juntos por la vida. "En las buenas y en las malas", dice Leonardo. (Lea aquí: Se abre camino para el matrimonio gay en Colombia).
Pero más que eso, esperan que el Estado y la sociedad les reivindiquen un derecho al que, como ciudadanos colombianos, no tienen acceso por pertenecer a una minoría.
"El matrimonio, como figura social, es decirle al Estado que yo quiero ser feliz con otra persona, y este debe proteger esa unión", reflexiona 'Kike' (prefiere que lo llamen así), un politólogo de 34 años que trabaja con el Distrito de Bogotá. Eso ocurre con las parejas heterosexuales y es lo mismo que se busca con el matrimonio entre parejas del mismo sexo: que se reconozca legalmente una relación, con todos los derechos y reconocimientos. Además opina que al casarse con Leonardo, su pareja desde junio del 2009, no le estaría haciendo daño a nadie. "¿Y si nos casamos, a quién le afecta?", se pregunta.
'Kike' y Leonardo se conocieron en abril del 2009. Pero solo formalizaron su relación meses más tarde. Y desde enero del 2010 viven juntos.
"Somos una pareja como cualquiera: hacemos mercado, compartimos los gastos, salimos a cine y a comer, discutimos. Pero ante todo, nos amamos", comenta Leonardo, técnico electricista de 22 años, próximo a graduarse de ingeniero aeronáutico.
Él, oriundo de Anserma (Caldas) y practicante de taekwondo, también considera que con el llamado matrimonio igualitario no solo se ganaría una lucha por los derechos de la comunidad LGTBI sino que sería un gran paso para mostrarle a la sociedad que no es malo ni anormal que un hombre ame a otro hombre, o una mujer ame a otra mujer.
"Ya tenemos un hogar. Y queremos estar juntos el resto de la vida; tenemos un proyecto de vida en común", añade Leonardo.
'Kike', que además es activista de la población LGTBI, es consciente de que una mayoría de la población no está de acuerdo con el matrimonio gay. Sin embargo, advierte que el Estado debe garantizarles los derechos a sus ciudadanos, así sean una minoría.
"Lo mismo pasó con la abolición de la esclavitud o con el derecho de las mujeres al voto. Eran minorías, las mayorías no respaldaban esas iniciativas", analiza.
La idea del matrimonio lo emociona. "La gente podría seguir mirándonos raro si nos damos un beso en un parque o si caminamos de la mano. Pero seríamos esposos ante el Estado y la sociedad, y eso sería diferente", concluye.
Análisis'Un país homófobo'
Las fuertes declaraciones de los senadores Roberto Gerlein y Édgar Espíndola en contra del matrimonio gay evidenciaron que en Colombia sigue existiendo un sector conservador que rechaza con fiereza las uniones entre parejas del mismo sexo. ¿Qué tan homófobo es Colombia? "Muchísimo", considera Camila Esguerra Muelle, antropóloga de la Universidad Nacional. Según esta experta, declaraciones como las de Gerlein y Espíndola son el reflejo del miedo de un sector a perder el control ideológico de la sociedad.
Mauricio Albarracín, abogado y miembro del comité legal de Colombia Diversa, comenta que el país, durante muchos años, "vivió bajo un régimen de represión oficial e intolerancia social contra la homosexualidad". Recuerda que era penalizada hasta 1980. Y según él, eso se sigue sintiendo en las calles y en los hogares. Marcela Sánchez, directora de Colombia Diversa, opina que la homofobia no es otra cosa que desinformación e ignorancia. Según ella, el país sigue apegado a concepciones médicas y psiquiátricas sobre la homosexualidad. "No todo se reduce al acto sexual: somos cultura y política, tenemos una vida y una familia".

TOMADO DE EL TIEMPO

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