jueves, 27 de diciembre de 2012

“Quiero ser VIH+”

NO SE TRATA DE JUZGAR..

SABER QUE DE FORMA CONSCIENTE O INCONSCIENTE MUCHOS ESTÁN BUSCANDO INFECTARSE DE VIH ES ALGO QUE DEBE PONERTE A REFLEXIONAR

Conocí a Julio (nombre ficticio), hace 10 años atrás. En aquel momento recuerdo me comentó que tenía mucho miedo de contagiarse de VIH, y que si se contagiaba se volvería loco. Diez años más tarde es VIH+.

Pero lo más sorprendente es que se contagió teniendo toda la información de cómo evitarlo. Este se envolvió en las conductas más irresponsables de forma intencional. Recuerdo que cerca de un año antes de contagiarse comenzó a bromear sobre el VIH y a minimizar el impacto que tendría en su vida. Pienso que para esa época él ya estaba negociando con la posibilidad de contagiarse. ¿Quería nuestro amigo contagiarse con VIH de forma  inconsciente o intencional?

Si Julio deseaba contagiarse con VIH eso lo ubicaba en la categoría de “Bug Chaser”. Este es un término que se utiliza para nombrar a aquellos que buscan ser contagiado con VIH de forma intencional. Podemos sorprendernos por esta conducta pero con toda probabilidad sabemos de conocidos, o personas que hemos visto en las páginas de contacto solicitando “Barebacking”. Por si aún no sabes a que se refiere este término menciona a aquellos que desean tener sexo anal sin ninguna protección.

Pero “Bug Chaser” y “Barebacking” no necesariamente son lo mismo, aunque parezca. Que una persona practique el “Barebacking” no quiere decir necesariamente que se quiere contagiar con VIH, aunque sabemos que las probabilidades son muy altas. Mientras que quien practica el “bug chaser”, sí desea contagiarse. De hecho, entre los grupos de “bug chaser” se refieren al VIH como el “regalo” que se recibe (“The Gift”). Posiblemente muchos “barebackers” son en realidad “bug chasers”, pero puede haber de los primeros que simplemente desean la excitación del sexo sin protección, que tienen fetiches con el semen, pero están en negación sobre las posibilidades de contagio con VIH; maravillas de la mente humana.

Aunque no existe aún un cuadro claro consensado sobre las razones que puede tener una persona para querer contagiarse con VIH, si parece existir cierto grado de consenso al respecto de que pueden operar determinantes diferentes para grupos de edades diferentes.  Por ejemplo, los grupos de edades mayores fueron participes de los primeros años del VIH y testigos de la devastación que causó.

Aún así, entre estos grupos se encuentran “bug chasers” y se especula que pueden responder a un sentido de desolación, una manera de manejar pérdida, y una manera de identificarse con las decenas de amigos que perdieron. Los grupos de menor edad no vivieron la experiencia de ver como amigos tras amigos iban muriendo sin que pudiesen hacer nada. Se entiende, sin embargo, que los “bug chasers” jóvenes pueden minimizar el impacto del VIH al conocer tantas personas VIH y verlas en “perfecto” estado de salud.

Otros posible determinantes señalados son la búsqueda de intimidad y de intensidad. En el primer caso podemos señalar que existe toda una construcción, en ocasiones fantasiosa, sobre lo que es y debe ser la intimidad. Se sabe que se es parte de una comunidad pero no se siente nada especial, nada concreto, nada específico que identifique esa pertenencia. Por otro lado, en reacción al rechazo que viven las personas LGBT, podemos desarrollar defensas donde nos distanciamos de las otras personas para protegernos, para luego encontrar que se nos hace difícil poder integrarnos, entregarnos, dejarnos ir en un relaciones de amistad o amor. Podemos de esta forma intentar buscar mayor intimidad entrando en conducta de riesgo o inclusive visualizar el VIH como la tarjeta de identificación o rito de iniciación; la prueba de pertenencia.
La búsqueda de intensidad esta de igual manera relacionada a imaginarios de placer en relaciones, afectivas o físicas. Estas son de igual manera idealizadas pero no se concretan porque sus referentes no son reales. Se puede tener contacto o inclusive ser amado pero lo que se siente no satisface porque la referencia imaginaria es más intensa, se busca entonces más y se entra en mayores riesgos. Para los buscadores de intensidad puede no haber nada más real que el VIH, el impacto de su diagnóstico y los eventos posteriores son innegables.
De igual manera se especula sobre conducta de auto infligirse daño, conducta auto destructivas, e inclusive conductas suicidas.
Por mucho que nos cueste admitirlo todo parece indicar que no importa cuanta información se tenga, ni cuantas destrezas, ni cuanto se invierta en campañas de prevención, las personas que busquen infectarse con VIH probablemente lo lograran. Lo que estas personas no ven es el dolor que le causan a otras personas que les quieren y se preocupan por ellas, ni los millones de dólares que los gobiernos tendrán que invertir en su cuidado.
Respetamos las decisiones y estilos de vida de cada cual, pero hay opciones con las cuales no podemos coincidir. Pensamos que mucho de esto pudiese manejarse de otras maneras si ser LGBT fuese sinónimo de orgullo para la sociedad general, de respeto, y si las diferencias fueran aplaudidas por las contribuciones variadas que pueden aportar a un mundo mejor.
Para aquellos interesados existe un cortometraje sobre el “bug chaser” llamado “The Gift”. Incluimos a continuación parte del mismo:


TOMADO DE ACT UP

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