ESTO SI QUE ES UN CAMBIO GENERACIONAL.. AHORA EL SUEÑO SEXUAL DE MUCHOS DE CASARSE CON UN MILITAR DEJARÁ DE SER FANTASÍA
Dos militares argentinos, un teniente coronel y un capitán, elevaron una notificación hace 60 días al departamento de personal del Ejército para anunciar su decisión de casarse en el marco de la nueva ley de matrimonio igualitario sancionada hace un año.
Si bien no trascendió la identidad de la pareja, fuentes militares aseguraron que se trata de oficiales con destino en Buenos Aires y que el matrimonio será celebrado en la Capital.
En el Ministerio de Defensa se informó: “No se pregunta más a los militares sobre sus vínculos de familia, por lo tanto no es un tema del que se tenga conocimiento” (dado a conocer ayer por Télam, a partir de una información publicada por Tiempo Militar). Por tratarse de una ceremonia civil no será necesario aplicar la normativa de ceremonial que establece que un oficial o suboficial debe vestir su uniforme de gala, con las distinciones o condecoraciones si las tuviere, al momento de contraer nupcias.
La noticia tomó forma a partir del mediodía de ayer. Fue replicada por varias agencias internacionales y motivo de un comunicado de la Comunidad Homosexual Argentina (CHA), en el que se consideró un paso muy importante el enlace.
Una de las razones que habrían llevado a los oficiales del Ejército a concretar su relación mediante un matrimonio fue la circunstancia de evitar cambios de destino, ya que también la ministra Garré dejó firmadas resoluciones que obligan a las Fuerzas Armadas a mantener en una misma zona a las parejas establecidas legalmente.
Desde la promulgacion de la Ley, unas 1.300 parejas del mismo sexo se casaron en los primeros seis meses de vigencia, y unas 2.697 lo hicieron al cumplirse un año de su aprobación. Como antecedente de este casamiento previsto entre oficiales del Ejército aparece el matrimonio igualitario que concertaron dos mujeres subtenientes de la Policía Metropolitana, en febrero pasado.
¿Permiso o informe?
En el Ministerio de Defensa sustentaron su posición de no saber sobre el tema al referirse a la reforma elaborada por la anterior ministra, Nilda Garré, entre 2007 y 2008. En esos años, la funcionaria que está hoy a cargo de la seguridad nacional firmó dos resoluciones para asegurar la igualdad de derechos civiles entre los militares.
Un punto central de los cambios fue permitir los casamientos entre heterosexuales y, por ende, después los igualitarios, sin previa consulta con los mandos castrenses.
Hasta ese momento, las Fuerzas Armadas establecían un rígido protocolo para permitir que una mujer se integrase a “la familia militar” al contraer enlace con un uniformado.
En 2007, fue derogada la norma que impedía el matrimonio entre personal militar de diferente graduación. Esa pauta de comportamiento estaba establecida para bloquear los casamientos entre oficiales y suboficiales, ya que al ser creada no había mujeres entre los oficiales de las Fuerzas Armadas. Los reglamentos marcaban que, en caso de seguir adelante con el matrimonio, el oficial debía solicitar su baja de servicio como paso previo a pedir “la venia” de enlace. Esto es, primero debía renunciar y de todas maneras tenía que esperar una autorización especial para casarse.
Un año después, Garré derogó además una norma que contemplaba sanciones -incluso la baja- si oficiales se casaban con una mujer sin solicitar el permiso correspondiente. En esos casos, el currículum y vida familiar de la futura esposa eran analizados por los mandos castrenses antes de habilitar el enlace.
“Las Fuerzas Armadas se reservaron para sí la función de agentes reguladores de la vida familiar y religiosa de las personas que la integran, incluso por fuera de los límites que el Estado ha fijado de manera universal”, fue la explicación a los cambios que dio entonces la directora de Derechos Humanos de Defensa, Ileana Arduino.
TOMADO DE: AGMAGAZINE
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