QUIÉN SE ANIMA A ARRODILLÁRSELE A ESTE SANTO?
Los organizadores de la feria Expogay que se realizará en Torremolinos (España) en Octubre próximo ha solicitado que se reconozca al mártir San Sebastián como “Patrón de la comunidad gay-lésbica”. La petición esta respaldada por el importante número de homosexuales católicos que lo reivindican como santo patrón e intercesor y le solicitan al Papa que de un giro aperturista “para que los creyentes homosexuales también tengan cabida en el seno de la Iglesia Católica y puedan vivir su fe sin que tengan que sufrir la secular marginación impuesta desde Roma”.
Tanto la historia de San Sebastián como su rol en la cultura gay más moderna simbolizan el impulso de subversión y es por ello, que el comité de expertos de ExpoGays cree que el Papa podría en España tender un puente hacia el entendimiento con “los millones de homosexuales católicos que se sienten excluidos por las rígidas normas que impone el Vaticano, nada acordes con los nuevos tiempos y que le hace perder credibilidad”.
El motivo de esta petición para que San Sebastián se convierta en patrón de la comunidad gay está basada en la representación del santo como un joven casi desnudo, atado a un árbol o columna, perforado por las flechas del martirio, con su rostro consumido en un éxtasis religioso, imagen recurrente de la iconografía homosexual.
La combinación de su físico imponente desnudo, el simbolismo de las flechas penetrando su cuerpo y la mirada de su cara de extasiado dolor ha intrigado a los artistas tanto heterosexuales como homosexuales durante siglos, iniciándose el primer culto explícitamente gay en el siglo XIX. Richard A. Kaye escribió que “los hombres gays contemporáneos han visto inmediatamente en Sebastián un anuncio conmovedor del deseo homosexual (de hecho, un ideal homoerótico) y un retrato prototípico de un caso en el armario torturado.” Igualmente, el nombre Sebastián lo han usado algunos autores literarios para personajes homosexuales, connotando esta relación: en “Brideshead revisited” de Evelyn Waugh, o “Suddenly last summer” de Tennessee Williams. Tradicionalmente, al santo se le atribuye un papel de protector contra las epidemias, lo que ha hecho que la comunidad homosexual también lo considere protector contra el vih.
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